Veganismo por el medio ambiente
Con el rápido ritmo de industrialización de los últimos 70 años, así como el drástico auge demográfico y el aumento de la clase media mundial, las emisiones globales también se han disparado debido a las actividades humanas, y con ellas el estrés que ejercemos sobre el medio ambiente. Las estimaciones de las emisiones mundiales de carbono procedentes de la producción de alimentos oscilan entre el 25% y el 34% del total mundial. Y de estas emisiones, la carne es la mayor responsable.
Mientras que el consumo de carne, en ciertas sociedades, era o sigue siendo un lujo que se permitía de vez en cuando, muchas dietas -especialmente las occidentales- incluyen ahora carne o subproductos cárnicos en todas las comidas. No tenemos en cuenta las implicaciones de esta norma cultural para el medio ambiente. Afortunadamente, un cambio de mentalidad puede ayudarnos a replantearnos el papel que desempeña el consumo de carne en nuestra huella medioambiental.
Se calcula que entre el 25% y el 34% de las emisiones mundiales de GEI se deben a la producción de alimentos, teniendo en cuenta los métodos de producción, los residuos animales, el transporte y el envasado, entre otros factores. La producción de alimentos genera 13.600 millones de toneladas de emisiones de carbono al año, y esta cifra podría aumentar drásticamente en función de la población mundial y las dietas.
Beneficios económicos del vegetarianismo
¿Te has preguntado alguna vez cómo una dieta basada en plantas podría ayudar a combatir el calentamiento global? El mayor contribuyente a la causa es la actividad humana, para reducirla solemos hacer pequeñas tareas cotidianas como coger el autobús o ir andando al campus en lugar de conducir, pero cambiar tu dieta a una que sea vegana es una forma totalmente diferente de ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, conservar el agua e incluso proteger hábitats y especies.
El dióxido de carbono es un contaminante importante que contribuye al calentamiento global, ya que se suma al efecto invernadero, que estresa y daña drásticamente nuestro medio ambiente. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirma que la producción ganadera es responsable de aproximadamente el 14,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el Worldwatch Institute afirma que su contribución a las emisiones de GEI podría alcanzar el 51%. Alrededor del 37% de estas emisiones de GEI proceden del estiércol que producen los animales, que a su vez produce metano, un gas que calienta la tierra casi 20 veces más rápido que el dióxido de carbono. Otras emisiones de la agricultura proceden de la preparación de la tierra para el ganado, el transporte y la producción de cultivos para alimentar a los animales, lo que crea otro gas nocivo llamado óxido nitroso.
¿Por qué el vegetarianismo es mejor para el medio ambiente?
Los alimentos que consumimos tienen un impacto enorme en nuestro planeta. La agricultura ocupa la mitad de la tierra habitable de la Tierra, destruye bosques y otros ecosistemas y produce una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En concreto, la carne y los productos lácteos representan alrededor del 14,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Así que cambiar lo que comemos puede ayudar a reducir las emisiones de carbono y promover una agricultura sostenible. Pero hay varias dietas “respetuosas con el clima” entre las que elegir. Las más conocidas son la dieta completamente vegetal, la vegetariana, que también permite huevos y lácteos, y la pescetariana, que también permite marisco.
También hay dietas “flexitarianas”, en las que tres cuartas partes de la carne y los lácteos se sustituyen por alimentos vegetales, o la dieta mediterránea, que permite cantidades moderadas de carne de ave, cerdo, cordero y ternera. Decidir qué dieta elegir no es tan sencillo como cabría esperar.
Empecemos por una nueva moda: la dieta climatariana. Una versión fue creada por la organización sin ánimo de lucro Climates Network, que afirma que esta dieta es sana, respetuosa con el clima y la naturaleza. Según la publicidad, “con un simple cambio de dieta se puede ahorrar una tonelada de equivalentes de CO₂ por persona y año” (“equivalentes” sólo significa que el metano y otros gases de efecto invernadero se tienen en cuenta junto con el dióxido de carbono).
Clima vegetariano
Según el informe Cambio Climático 2022: Mitigación del Cambio Climático, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, el cambio de una dieta basada en la carne y otros productos animales a una dieta vegetal tiene un gran potencial para reducir la huella de carbono y mitigar el cambio climático, así como para mejorar la salud humana.
Los autores de Cambio Climático 2022 afirman que los estudios demuestran que un cambio hacia dietas basadas en plantas y ricas en legumbres, frutos secos, frutas y verduras podría conducir a una reducción sustancial de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los patrones dietéticos actuales en la mayoría de los países industrializados. El informe señala que otros beneficios colaterales son la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2, y la reducción de la mortalidad por enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta.
Un informe publicado en The Lancet en 2019 concluyó que un cambio en la dieta hacia los alimentos vegetales y lejos de los productos animales es vital para promover la salud de nuestro planeta. El informe afirma que las proyecciones para el futuro muestran que “las dietas veganas y vegetarianas se asociaron con las mayores reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero.”