Protocolo de movilización precoz
Para mantener a los pacientes en movimiento, los profesionales sanitarios deben hacer de la movilidad planificada una intervención prioritaria. La movilidad progresiva (también conocida como movilización precoz) empieza lentamente y lleva al paciente a realizar más ejercicios de amplitud de movimiento, a permanecer más tiempo sentado en una silla y a dar paseos más frecuentes y largos por el pasillo.
Aunque la movilidad progresiva no es un concepto nuevo, hay un aspecto que sí lo es: el momento inicial de la movilización. Tradicionalmente, no se ha animado a los pacientes a deambular o sentarse pronto durante sus estancias o después de la cirugía. En cambio, los médicos consideraban el reposo en cama como una ayuda importante para la curación, especialmente durante una enfermedad aguda. Por ejemplo, tras un infarto agudo de miocardio sin complicaciones, los pacientes solían guardar reposo durante tres días. Pero ahora que la investigación apoya la movilización precoz, esto ya no ocurre. Hoy en día, se anima a la mayoría de los pacientes a moverse desde el principio de su estancia, para evitar resultados negativos del reposo en cama, como coágulos de sangre, neumonía, delirio y, en última instancia, insatisfacción del paciente y estancias más largas.
Definición de asistencia unipersonal
Algunas afecciones de los pacientes provocan una disminución de la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria, incluida la capacidad de movilidad. Algunos pacientes pueden necesitar ayuda para moverse en la cama o para pasar de la cama a la silla de ruedas o de la cama a la camilla. Otros pueden necesitar ayuda para deambular. El cambio de posición del paciente en la cama y la movilización también son vitales para prevenir contracturas por inmovilidad, mantener la fuerza muscular, prevenir lesiones por presión y ayudar a que los sistemas corporales funcionen correctamente para una salud y curación óptimas (Perry et al., 2018). La cantidad de asistencia que requerirá cada paciente dependerá de su estado de salud previo, edad, tipo de enfermedad y duración de la estancia (Perry et al., 2018).
Comúnmente en los entornos de cuidados agudos y residenciales, los pacientes son evaluados y asignados con una designación de “nivel de asistencia”. El nivel de asistencia requerido se basa en la capacidad del paciente para transferirse, ponerse de pie y cooperar en las actividades de atención. Los términos para describir los distintos niveles de asistencia son una forma de que los profesionales sanitarios se comuniquen entre sí cuánta y qué clase de asistencia se requiere.
Movilidad de los pacientes en los hospitales
Se ha demostrado que la deambulación precoz se asocia a una estancia hospitalaria más corta y a mejores resultados clínicos en pacientes con insuficiencia cardíaca (IC) aguda. Se recomienda un programa de movilización precoz en combinación con un entrenamiento estructurado de ejercicio, pero aún no se ha desarrollado ni aplicado en la IC.
Hemos desarrollado un programa de movilización progresiva para pacientes con IC que clasifica el proceso de movilización en 7 etapas basadas en el estado de la enfermedad y la función física. Analizamos retrospectivamente a 136 pacientes con IC aguda (80±11 años), que fueron asignados al programa de movilización (grupo de intervención, n=75) o a la atención habitual (grupo de control, n=61). El programa se aplicó de forma segura y sin acontecimientos adversos. La estancia hospitalaria se redujo significativamente en el grupo de intervención en comparación con el grupo de control (33±25 frente a 51±36 días, P<0,01). El grupo de intervención tuvo una puntuación más alta en las actividades de la vida diaria (AVD) al alta, evaluadas mediante el índice de Barthel (64±38 frente a 49±36, P<0,05). El grupo de intervención también tuvo un mayor porcentaje de altas a domicilio (71% frente a 52%, p<0,05) y una menor tasa de reingresos relacionados con la IC (16% frente a 36%, p<0,05) en comparación con el grupo de control.
Movilización precoz en pacientes de la UCI ppt
Tras un largo periodo de hospitalización o inmovilidad, los pacientes pueden tener dificultades para moverse libremente y con seguridad sin ayuda. Trasladar y deambular a un paciente son técnicas útiles que conviene conocer, pero debe ser un cuidador profesional quien preste ayuda.
Si tiene un ser querido anciano que tiene dificultades para moverse de forma independiente, entender el término “deambulación” y cómo encontrar un cuidador que le proporcione asistencia ambulatoria puede resultarle beneficioso.
Como familiar o cuidador profesional, puede que se encuentre actuando en lugar de una muleta física para las personas a las que cuida. Puede ayudar a las personas mayores a sentarse, levantarse, caminar, mantener el equilibrio y moverse de una posición a otra. La deambulación segura de un paciente requiere gran cuidado y formación.
El esfuerzo físico que la deambulación asistida supone para los cuidadores puede ser importante y potencialmente peligroso si no están bien formados. Entender las transferencias y la deambulación para una variedad de necesidades de movilidad es el trabajo de un cuidador experto. Para algunos, la deambulación no es posible y necesitan una transferencia.